Recientemente emitieron en la 2 de TVE un documental sobre el uso abusivo que le hemos dado a comprar y desechar las cosas y el cómo la industria del mercado se ha forjado un imperio a base de fabricar cosas que se sabían en el proceso de su fabricación estaban destinadas a durar poco, para que así se compre otra nueva. Esto puede ser el resumen muy escueto de lo que ha constituido la denominada obsolescencia programada desde mediados del siglo XX hasta hoy día. Lo cierto es que ya lo decían nuestros abuelos: “las cosas que ahora hacen no valen nada”, y podemos comprobar como nuestros objetos de la vida cotidiana hay que renovarlos periódicamente porque dejan de funcionar.
Cuando era pequeña me ponía la ropa que “heredaba” de mis primas mayores; sin embargo ahora a ver que ropa dura más de dos inviernos entera; además como está tan barata te tientan continuamente a comprar..
Sin embargo, podemos ver cómo hay una bombilla que funciona desde hace más de un siglo en Livermore (EEUU); de hecho lo podéis comprobar en directo a través de internet en la siguiente dirección: http://www.centennialbulb.org/cam.htm. Al parecer por las bombillas empezaron a movilizarse empresarios a nivel mundial para recortar horas de duración de las mismas hasta quedarse en 1.000, posteriormente se fue trasladando a todo lo demás.
Por otro lado, está el qué hacer con las cosas que se desechan: se tiran a la basura y se convierten en residuos, que por lo general no se reciclan; lo cual es un craso error. Para hacer un consumo responsable de las cosas en la vida cotidiana hay mejores opciones que hacer antes de convertirlos en residuos. Por un lado está su posible reutilización convirtiéndolo en algo que nos sirva con diferente función que el original; por ejemplo sacar un trapo de una prenda de algodón, o sacar un disfraz de una cortina. Últimamente existe la recogida de ropa usada, que siempre hay quien la sabe aprovechar, como hace por ejemplo la fundación Madre coraje. Del aceite usado se puede sacar jabón para limpiar y así multitud de aprovechamientos se pueden hacer de objetos desechables antes de convertirse en residuos.
Una vez que los objetos, en cualquiera de sus estados, pasan a ser residuos también tienen su utilidad; pudiendo pasar a la cadena de reciclado en la gran mayoría de los casos. Esto es que se obtenga las materias primas que lo originaron; por ejemplo PET de las botellas de plástico, aluminio de las latas o celulosa del papel. Este proceso supone un coste; sin embargo es más económico que utilizar una materia prima nueva, consume menor cantidad de otros recursos como el agua y es mejor para el mantenimiento de los recursos del planeta. El problema es que la gestión de nuestro residuos de la vida cotidiana, residuos urbanos, es competencia municipal y estos no están obligados a implantar un sistema de reciclaje correcto que a su vez supone un coste extra. Excepto en el caso de residuos líquidos, que están obligados a depurar antes de verter al mar. Hace poco conocimos que en España se recicla sólo tres de cada diez objetos y es que de educación ambiental y campañas de concienciación al respecto también escaseamos.
Finalmente se tiende a arrojar la basura en vertederos. Y ¿qué problema hay?, pues que hay tantos residuos que estos se llenan, y ¿qué ocurre cuando se llenan los vertederos?, pues que hay que sellarlos y que el terreno que queda encima queda totalmente inutilizado. Son millones de toneladas de basuras las que se generan anualmente y cada vez más. Existe otra opción y es la incineración de residuos (valorización de residuos), lo cual aumenta el nivel de dióxido de carbono y sería increíblemente negativo para el cambio climático quemarlo todo; aunque la industria que necesita materias para quemar sí que supone una salida para algunos residuos que se quemarían en lugar de materias primas como el carbón.
Y cuando la gente separa los residuos para reciclar con su mejor voluntad pero hay fallos en la cadena, como que echan todo al mismo camión o que los objetos del punto limpio llegan a Ghana (país pobre africano) y lo arrojan sin ningún control convirtiendo riveras de los ríos en auténticos vertederos de aparatos electrónicos, ¿qué podemos hacer?.
La cuestión base es que hay que romper la cadena de comprar, usar, tirar; se puede ralentizar, debiendo reducir los envases al máximo (usar envases familiares, no consumir doble o triple empaquetado…), se puede optar por reciclarlo todo con la denominada tendencia residuo cero, lo que incluye minimizar los residuos no reciclables y tóxicos. Lo que es seguro es que no es sostenible para nuestro planeta seguir consumiendo y desechando objetos a este ritmo, sobre todo si no se reciclan o son tóxicos. Para ello necesitamos más conocimientos, más educación, más conciencia y sobretodo querer hacer las cosas, cada uno de nosotros en nuestra vida cotidiana puede hacer mucho más de lo que imaginamos. En cuanto a la gestión de los residuos tanto industriales como urbanos, estos deberían optimizarse con las mayores garantías y las mejores tecnologías disponibles en el momento (BET´s), para exigirlo también estamos todos.
Con esto queremos abrir un debate olvidado pero necesario e iremos sacando más información centrándonos en algunos puntos expuestos como la valorización de los residuos, los vertederos o el residuo cero.
Ana Belén Vidal Ruiz
Referencias:
http://www.rtve.es/television/documentales/comprar-tirar-comprar/
www.greenpeace.org/raw/content/.../la-situaci-n-de-las-basuras-en-2.pdf
http://www.ecoticias.com/residuos-reciclaje/24073/Generacion-de-basura
www.bvsde.paho.org/bvsacd/cd48/valoriza-residuos.pdf